Ezzati en retiro del clero de Santiago

De kairosNews

Presencia y homilía de Ricardo Ezzati en el retiro del clero de Santiago, dejó mal parado al debutante auxiliar Alberto Lorenzelli, a quien muchos daban como natural sucesor de Celestino.
Ricardo Ezzati Andrello, 77 años, nacido en Italia, arzobispo de Santiago de Chile por casi nueve años (2011-2019), actualmente investigado por la justicia chilena que lo ha declarado imputado por encubrimiento de abusos sexuales cometidos dentro de su arquidiócesis y de su catedral, entregó consejos y dio pauta al clero de Santiago, al finalizar el retiro espiritual de agosto último.
Esto ocurrió en la ceremonia de clausura del retiro espiritual celebrado a fines de agosto último en la casa del Centro de Espiritualidad "San Francisco de Sales", en Lo Cañas, en Santiago. Al terminar dicha jornada correspondía que la eucaristía final fuera presidida por Celestino Aós, administrador apostólico, pero como no estaba presente, debía asumir el obispo auxiliar que estaba presente,  Alberto Lorenzelli.

LA PRÁCTICA DE RETIRO

Habitualmente, como ha ocurrido innumerables veces en la historia, es el arzobispo titular quien preside esta liturgia y el almuerzo final, aprovecha estos momentos  para resaltar el mensaje principal y renovar en sus curas las prioridades de su acción pastoral y enviarlos con nuevas energías para terminar bien el año.
Por eso suele ocurrir que el obispo titular se hace presente al final del retiro espiritual para tomar parte de esta importante clausura.  Sin embargo, en la versión de agosto último, esto no ocurrió.  Celestino había ido inocentemente de visita durante la semana del retiro y no volvió para darle la última vuelta de tuerca a su audiencia en este encuentro.
Por tanto, la pista estaba despejada para que Alberto Lorenzelli, hace poco llegado de Roma y aún con la mitra recién estrenada, se parara de cara al clero capitalino y presidiera la fiesta.
Pues, no lo hizo.

ABUSOS DE SALESIANOS

Lorenzelli, un cura ítalo-argentino que al momento de ser nombrado por Francisco estaba a cargo de la Comunidad Salesiana del Vaticano y era capellán de la policía vaticana (oficialmente denominada Dirección de Servicios de Seguridad y Protección Civil del Estado de la Ciudad del Vaticano), ya era conocido en Chile porque permaneció en nuestro país 10 años intentado salvar la congregación Salesiana de las acusaciones de abusos sexuales a la que también pertenece Ricardo Ezzati.
Durante su período como inspector provincial de los salesianos en Chile, se generaron casos mediáticos con suicidio incluido y se acallaron muchas denuncias de abusos por parte de las víctimas.
En una entrevista concedida a la revista española “Vida Nueva”, Lorezelli dijo que “tenemos que generar un nuevo estilo de Iglesia, otro modo de estar en medio de la gente para que perciban que tú como obispo estás a su servicio”.
Y claro, venía de ser consagrado obispo nada menos que en la Basílica de San Pedro, en Roma, donde estuvieron imponiéndole las manos Francisco Javier Errázuriz y el propio Ezzati. El Papa en la homilía de dicha consagración le dio a Lorenzelli -entre otras tareas- el estar cerca de sus sacerdotes. “¡muy cerca!”, le dijo. Y añadió: “Que cuando te busquen te encuentran inmediatamente, sin burocracia: directamente. Pero también sé cercano a los pobres, a los indefensos y a todos los que necesitan acogida y ayuda”.

LA OPORTUNIDAD

Según el testimonio de algunos sacerdotes consultados por KAIRÓS NEWS, quienes por razones obvias pidieron reserva de su identidad, indicaron que dadas las circunstancias todos esperaban que Lorenzelli presidiera la eucaristía final, pronunciara su homilía con contenidos y levantara la copa en el almuerzo de despedida.
Era el espacio y el momento ideal para posicionarse ante su clero y adscribir a las instrucciones que le dio el Papa de cercanía con ellos. Sin embargo, en el punto de inflexión, Lorenzalli se desinfló.
Porque llegó a la casa de la precordillera, "en forma sorpresiva", según algunos testigos, el imputado exarzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati. Cabe recordar, que casualmente ambos, Lorenzalli y Ezzati son italianos y salesianos, si incluso "hasta del mismo porte... parecían hermanos", se indicó.
Al comenzar la misa, Lorenzelli le pidió a Ezzati que la presidiera. "Las flores que se tiraban ambos era vergonzoso", señaló una fuente.

PAUTA DE EZZATI

Pero la falta de espontaneidad quedó en evidencia cuando Ezzati, después del evangelio, sacó unas hojas y comenzó a leer su predicación. Llevaba su homilía escrita, y en consecuencia, todo lo que decía estaba muy bien pensado.
Con palabras similares a éstas, el exarzobispo agradeció a su "hermano Alberto quien me da esta oportunidad de dirigirme al clero como una despedida que no había tenido", señaló.
Pero esto que parece una simple anécdota formal tenía un contenido de fondo. "Nos empezó a dar consejos de cómo aplicar el retiro", dijo una fuente. "Actuaba como si fuera el arzobispo de Santiago", señaló otra.
La molestia de sacerdotes, sin distinción de conservadores o progresistas, ricos o pobres, viejos o jóvenes, sino solo con dos dedos de frente, comenzóo a hacerse patente. Poco a poco se oía desde atrás un susurro que decía: "¡ninguna autocrítica!".
Ninguna.

ENCUBRIMIENTO

¿Cómo Ezzati va a hacerse una autocrítica si mostró, en poco tiempo, tozudez y descalificaciones? Recuérdese que en marzo último, la Santa Sede debió apurar el nombramiento de Celestino Aós como administrador apostólico de Santiago, para aceptar la renuncia de Ezzati quien, mediáticamente, tenía en el suelo a la iglesia chilena luego que la justicia le rechazara la petición de sobreseimiento definitivo en una de las causas por abusos sexuales y cuyos escándalos estremecían a la comunidad cristiana.
En efecto, la Fiscalía ya hace tiempo indaga la participación de Ezzati en los hechos imputados al excanciller del arzobispado Óscar Muñoz, quien fue acusado por violación y abusos, y del sacerdote Jorge Laplagne, denunciado por hechos del 2002. También el exarzobispo fue imputado presuntamente por el encubrimiento del cura Tito Rivera, acusado de un abuso en la catedral de Santiago en el año 2015 y que todo Chile supo recién en 2019 por medio de las entrevistas que él mismo dio a “Informe Especial” de TVN.

ES GRAVE

"El problema es que esto manifiesta una cosa grave", señala uno de los párrocos que estuvo presente en el retiro espiritual y que es del sector oriente de la capital. "Aquí el que está gobernando la arquidiócesis es Ezzati. Es muy penoso decirlo pero así es", dijo.
Y como en pasillos eclesiásticos el comentario generalizado es que Lorenzelli sería el reemplazante natural de Celestino cuando este último cumpla los 75 años de edad y deba renunciar, los hechos comienzan aplantear dudas entre el clero: ¿podrá Lorenzelli ser autónomo respecto de Ezzati? ¿O seguirá a los administradores apostólicos de Talca, Rancagua y Valparaíso cuya lealtad al cardenal impide mirar la realidad de otro modo?
A Lorenzelli alguien que no sea Ezzati, debiera explicarle en italiano el significado de una frase del folclore chileno que cobra mucho sentido: “no me ayude compadre”. / AP

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